Epístola al amor de mi vida

Ojalá todo hubiera sido de otra manera. Solo hacía falta tiempo, un poco más de tiempo.  Cuando fui yo la que lo necesitaba  para adaptarme a una nueva situación no se me entrego, no se me espero; eso fue lo que más daño me hizo ya que yo había esperado y esperado hasta que esa espera se convirtió en un adiós.

Nuestra historia llego sin ser planeada, ni esperada. Yo en ese momento era de ese tipo de personas que después de tantos desengaños no espera nada, no esperaba encontrar el amor y ni siquiera lo quería. Pero de repente llego y sin miramientos lo acepté. Tú tampoco esperabas encontrar nada pero necesitabas encontrar a alguien que te hiciera volver a quererte, que te enseñara qué es el amor de verdad, que sin amor y pasión la vida es más aburrida que un domingo por la tarde. En definitiva, sin saberlo nos necesitábamos mutuamente.

Sin más empezamos a hablar, éramos un poco diferentes en el aspecto social; yo era reservada, mi timidez era exagera y tú, por el contrario, eras de lo más extrovertido. Cuando nuestras miradas se cruzaron fue algo mágico, me abrí a ti como nunca lo había hecho antes con otra persona, contigo descubrí el valor de una relación de 10, me sentí querida como hasta antes nunca me había sentido, protegida, valorada y admirada. Y yo a ti, es lo que más fuerza me da, te di todo lo que alguien puede desear en una relación: amor de verdad, comprensión, empatía, deseo…todo que sin pedirlo me salía solo porque así soy yo cuando estoy enamorada, una niña que solo quiere regalar detalles para hacer vibrar a la persona que quiere.

Aguante, aguante y aguante. Comprendí, comprendí  y comprendí. Lloré, lloré y lloré. Y acepte todas y cada uno de tus premisas para llevar a cabo nuestra relación.

Hoy en día me doy cuenta de todos mis errores, porque cuando quieres a alguien del modo en el que yo te quería no debes conformarte con el 50%.

Pero si algo he de agradecerte es todo lo que me devolviste. A pesar de mi devastación actual, cuando tu llegaste a mi vida era una muñequita de trapo, todo el día de mal humor, enfadada con la vida, con un corazón que no podía aguantar más desengaños, con una coraza que no me dejaba disfrutar. Tú me devolviste mi esencia más olvidada, esa esencia que hacía años que se había dado a la fuga. Ahora esa esencia está dañada de nuevo pero mi trabajo es hacer lo que debería haber hecho en su momento, recuperarla por mí misma. Poco a poco la autoestima volverá, mi amor propio ídem y nuestra historia, por mucho que me duela, irá dejando otro vacio más.

La verdad es que hubo muchas cosas buenas, sería injusta si no lo reconociera. La mayoría de los momentos fueron inolvidables, tú eres inolvidable. No puedo tildarte ahora de malo porque no lo eres, sigues siendo la persona buena que conocí, esa persona que quiere el bienestar de los que le rodean, esa persona que antepone la felicidad de su pareja a la suya propia, esa persona que prefiere la infelicidad a lanzarse a por una vida más sana emocionalmente. Pero bueno, yo no soy quien para juzgar a nadie, cada uno elige su camino. Me da pena que renuncies así a tu felicidad, a esa felicidad que veía en tu cara cada vez que te despertabas a mi lado, esa que observaba en tu mirada cada vez que íbamos por la calle o cada vez que nos perdíamos por los rincones de cualquier pueblo… la vida no es renuncia, sino valentía porque pocos tienen la suerte de encontrar al amor de su vida y tú, que lo encontraste, has renunciado a él de una manera rápida y dolorosa.

Solo me queda darte las gracias, gracias por un año lleno de buenos momentos, de compañía física y emocional, de amistad sincera, de amor, de pasión, de locuras, de planes, de sinceridad, de ti. Gracias por ser el amor de mi vida, ese amor que tanto queremos, por el que tanto daríamos y por el que tanto se sufre, ese que encontramos y que como bobos dejamos ir.

Solo te pido una cosa, no renuncies a esas pequeñas cosas absurdas que nos hacían felices: sube a un columpio y colúmpiate hasta que estés mareado, pasea por la hierba descalzo, sube a un castillo y baja por el tobogán, súbete a un caballito de esos que hay en los parques, nada en agua fría, haz el amor en un lugar peligroso, ríete de tus pequeños defectos, abraza por la espalda, coge a tu pareja en brazos y bésala a diario, pasea por la calle un día frio de invierno y acuérdate de lo friolera que era y sobre todo, recuérdame para acordarte de todas esas cosas que necesitas para ser feliz, lucha por esa felicidad que tan imprescindible es.

Tener que dejarte ir va a ser de las cosas más difíciles que he hecho nunca pero es necesario, tú has elegido esto, no puedo estar en un lugar donde no se me da prioridad y, sobre todo, no puedo estar más a medias...

Adiós para siempre a mi héroe de otoño, mi soñador entre los locos, y si algún día nos volvemos a encontrar aunque no lo diga quiero que sepas que estaré pensando esto: recuerda, ya sabes ¿no?

https://www.youtube.com/watch?v=HB4jW6dzvXQ

Resultado de imagen de vintage lovers