Actividades alternativas 2- Seguimos con el hipérico

La verdad es que hoy no estoy especialmente inspirada, las palabras que acierto escribir son demasiado básicas; imagino que estos momentos son necesarios, momentos de creatividad ausente o inerte, ¿será que la creatividad también necesita ser recargada como los móviles? ¿Y si para los móviles usamos enchufes, para la creatividad que usamos? La verdad es que soy algo pillina, me las sé todas para recargar el hemisferio derecho.

Así que después de esta entrada que tanto tiempo llevo postergando, iré a emborrachar de ideas a la parte derecha de mi cabeza.

¡Empecemos!

El hipérico, como cualquier otra flor, necesita ser tratado con cariño, respeto y rapidez. Si, rapidez, porque sino las flores de este oro se pudrirán y nuestro oleato se echará a perder. El mismo día que lo recolectamos nos pusimos a hacer las tareas pertinentes.

Después de comer, monté un pequeño  “aquelarre” y las tres brujillas nos pusimos manos a la obra. Considero que, a veces, más que la tarea en sí es importantísimo cuidar el entorno en el que se lleva a cabo. Es como cuando alguien tiene una cita especial y prepara su salón para la ocasión: coloca velas aromáticas a diestro y siniestro, incienso, luz tenue, comida apropiada y se viste de una manera cómoda pero atractiva. En este caso hice lo mismo: cogí cajas de madera a modo de sillas y mesas, coloque unas cuantas plantas a nuestro alrededor, incienso y unas  velas, en este caso no aromáticas sino para mantener alejados a los insectos, hecha por mí.

En cuanto mis acompañantes vieron ese escenario se emocionaron e inmediatamente después se metieron en faena.

Las tareas a hacer con el hipérico son las siguientes:

  1. Separar las flores de las ramas.
  2. Una vez cortadas, seleccionamos las mejores.
  3. El siguiente paso es introducirlas en botes de cristal previamente esterilizados.
  4. Finalmente, añadimos aceite virgen extra, si es ecológica mejor, en los botes. La añadiremos de tal manera que cubramos todas las flores.

Esta es una actividad que si se hace con los niños requiere bastante ayuda y supervisión. Si no hacemos esto nos podemos quedar sin flores, sin aceite y con el niño en urgencias con un corte en uno o dos dedos.

Lo último que debemos hacer con los botes tapados es dejarlos sobre, mínimo, un mes al sol. O si no sois tan románticos como yo, si no os gusta ver como tienen lugar los procesos de manera natural, podéis hacerlo al baño María y en media hora tendréis, si sois unos cagaprisas, lo que de manera natural lleva como poco 30 días. Eso sí, el olor al abrir el bote pasado todo ese tiempo, para mí, es horrible. Mejor no oler jj

Una vez hecho esto obtendremos un líquido de color parecido al vino pero más anaranjado, un líquido que se conoce como oleato de hipérico. Casi todas las cremas llevan una parte acuosa, que son los hidrolatos y otra parte oleosa, que son los oleatos.

El hipérico es un gran aliado para nuestra salud, un aliado que es nuestro vecino y que si nos hacemos amigos de él podemos beneficiarnos de un gran compañero de botiquín. A continuación pongo algunos de los beneficios de esta flor amarilla:

  • Antiséptica
  • Vermífuga
  • Antiviral
  • Digestiva
  • Antiespasmódica
  • Expectorante
  • Antibiótica
  • Cicatrizante
  • Vulneraria
  • Analgésica
  • Astringente
  • Diurética
  • Sedante

Lo último que hemos hecho con esto, ha sido colar el oleato, introducirlo de nuevo en los botes de cristal y cerrarlos de manera hermética al baño María. El siguiente paso requerirá otro post.

Fotos del proceso