Liberando mariposas

El invierno emocional había durado demasiado para aquella lúgubre y desconocida chica que vagaba por la calle cada noche; ella era una especie de mariposa que había cortado sus alas desterrándose al mundo más oscuro de todos, alejándose del cielo azul por el que solía volar cada mañana al levantar la ventana de su habitación.

Una día sin darse cuenta todo cambio. Ella descubrió, por si misma y sin ayuda de terceros, el verdadero valor de la vida, el valor de cada sonrisa acompañada de unas cuantas lágrimas y descubrió, también, el valor de las locuras soñolientas que aparecían cada madrugada en sus sueños más atrevidos y valientes. 

Dejando atrás todas las tormentas, volvió a sacar sus alas, las expandió y recuperó ese mar de colores que cubrían su hermoso cuerpo. 

Ahora, cada mañana, abandona su acogedor capullo para enfrentarse a un mundo lleno de alegrías, sensaciones, emociones, sin sabores, pero, sobre todo, un mundo en el que no se esconde y deja ver su verdadera personalidad. En definitiva, ella está liberando todas las mariposas que hacía mucho tiempo escondía en su interior.