Domingo, ese día tan odiado

Cuando los domingos, aparte de aburridos, son reflexivos, puedes crear algo muy chulo. Solo tienes que seguir unas pequeñas recomendaciones. Primero, no hacer nada que mitigue ese aburrimiento; segundo, quedarte fijamente mirando el techo, la pared o a la nada. Tercero, en esa observación en la que ya has entrado en contacto contigo mismo, reflexiona e introinspecciona. Y  por último, cuarto, coge bolígrafo y papel, un ordenador, lápices, pinturas o cualquier utensilio que te permita plasmar lo que llevas dentro. De esta manera tan sencilla, tendrás una buena excusa para disfrutar un domingo  cualquiera de una forma diferente.

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