Día 5

Otro día más se intuía, dentro de ella, negativo.

Todo el mundo estaba feliz por la próxima llegada de los Reyes Magos, ella también solía estarlo otros años, muchos años atrás. Este año solo les pediría una cosa: tranquilidad emocional.

Cinco de enero: había pasado la noche llorando, cuando consiguió dormirse empezó a soñar una y otra vez con la misma persona, sueños torturadores que venían a recordarle, inconscientemente, lo mucho que le quedaba por pasar y que hasta los sueños se lo recordarían.

Poner sonrisas a la gente que le rodea era su especialidad; para los demás ella siempre estaba feliz, era la fuerte de la familia, a la que si hacían daño nada importaba porque sabía reponerse enseguida, nada más lejos de la realidad. Ella es débil, muy débil, le cuesta empezar a querer a una persona pero cuando lo
hace, quiere con todas las consecuencias, se enamora hasta las trancas.

Queridos Reyes Magos, decía ella, si no va a ser para mí, nunca nunca más, si nunca voy a volver a tener a mi lado a la persona que quiero, ayudadme a sacármelo de la cabeza pero sobre todo ayudadme a que se vaya de mi corazón porque una vez que se vaya no volverá nunca más. Ayudadme a sacar fuerzas para irme, para irme a esa ciudad que tanto me recuerda a él, a esa ciudad que fui para poder tener más tiempo para los dos...en fin, ayudadme a que vuelva mi yo más fuerte y que se vaya esta persona que deambula todo el día con su pena al rastro.