Creando

Son las ocho de la mañana y empiezo a escribir como una psicópata, escribo con un ojo abierto y con el otro cerrado. Apenas he dormido y el último sueño que recuerdo es el que me tiene recluida en la cama tecleando sin parar. A veces este viejo ordenador me juega malas pasadas y se apaga, por ese motivo a cada frase que escribo pulso el botón "guardar".

Esta historia es de esas que no subo al blog, quién sabe, tal vez algún día me atreva a enviársela a algún editor literario y surja un best sellesr digno de J. R. R. Tolkien.

La verdad es que esta historia es de las que siguen mi estilo más primigenio, no es de esas que comparto en el blog que siguen una línea psicológica, social y, sobre todo, emocional; esta es de lo que consumo constantemente en series televisivas, cine y libros, es sobre ciencia ficción con un toque sentimental, pero una ciencia ficción un tanto absurda con pinceladas muy surrealistas; ¿si “Amanece, que no es poco” tuvo éxito por qué mi historia no iba a tenerlo?

Bueno, dejando a un lado este pequeño impase para cargarme de más ideas, os dejo para seguir con esta absorbente y ficticia historia muy finales de siglo XIX.

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