Adiós

Da igual el idioma, el lugar o la distancia, decir adiós siempre cuesta.

Cuando hay algo tan anclado a ti, a una emoción, a un recuerdo, a una historia...es muy difícil dejarlo ir. Cuando decides arrancarlo piensas en que será lo mejor en un futuro pero te sientes vacio e inerte; dos segundos después de la horrible despedida te gustaría rectificar, no haberlo hecho e, incluso muchas veces, rectificamos.

Duele decir adiós a un lugar en el que has encontrado tu hogar, duele decir adiós a una persona que quieres, duele decir adiós a un sentimiento con el que te sientes vivo y duele decir adiós a alguien que sabes que no volverás a ver más.

 Odio decir adiós, odio las despedidas carentes de significado verdadero porque en las despedidas hay poco de verdad y mucho de deber.