Oportunidades

Hay determinados momentos en  la vida en los que solo te apetece estar contigo mismo. Realmente te apetece recuperar tu dialogo interno, quieres luchar por encontrar la esencia viva que reside en tu fuero interno, una esencia que tenías un poco olvidada.

 Cuando nos alejamos de nuestros ideales, de los valores que nos han enseñando nuestros padres a lo largo de los años, esperamos que sea por algo que realmente valga la pena; cuando nos arriesgamos a dejar de lado esa forma de pensar por guiarnos por sentimientos mundanos no pensamos en las consecuencias, no pensamos en los otros y, en definitiva, nos convertimos en algo que nunca quisimos ser.  Pero el mundo, tan sabio como siempre, nos da una oportunidad, a veces no merecida, para rectificar, para intentar enmendar nuestras afrentas y para volver a ser las personas que siempre fuimos.

En la vida algo que me enorgullece haber aprendido es que antes de actuar hay que pensar, que antes de hacer algo grandioso hay que pensar en sus consecuencias y que antes de propiciar un daño inminente hay que empatizar con la persona que será dañada en un tiempo no  muy lejano.  

Gracias al mundo por las segundas oportunidades, esas oportunidades que nos hacen mejorar diariamente, que nos ayudan a crecer  y, sobre todo, a aprender de los errores.