No al materialismo

Hoy es uno de esos días en los que me enfado con el mundo, de esos días en los que me doy cuenta de muchas cosas superfluas que ahogan a esta sociedad y de esos días en los que a mi cabeza le gustaría cambiar la manera de pensar de las personas que me rodean.

Veo constantemente que todo en esta sociedad gira en torno al materialismo y al consumismo; hace unas horas tenía una conversación con mi madre respecto a estos dos temas que me separan de ella. Mi madre, como la mayoría de las personas de su generación, ha crecido con una educación y unos valores que han ido cambiando con el tiempo; es algo contradictorio, antes eran felices con mucho menos pero ahora, en cambio, todas esas personas piensan que con más cosas son más felices; y yo, en contraposición, que he nacido en una sociedad y en una familia en la que lo he tenido todo y he cambiado esa ideología, para mí es mejor vivir con menos.

Cuando le digo a mi madre que prefiero vivir en un piso cuco o en una casa pequeña antes que vivir en una chalet enorme y endeudarme con un banco toda la vida, ella se enfada porque dice que "voy en contra del mundo"; claro que voy en contra del mundo, voy en contra del mundo artificial en el vivimos, un mundo que solo se preocupa por tener más, un mundo que no repara en ayudar al que menos tiene, un mundo que se endeuda solo por tener más que el vecino, un mundo que lleva a la ruina a sus padres por ser avalistas en un préstamo, un mundo consumista sin valores verdaderos y, en definitiva, un mundo que me da vergüenza. 

Siempre he pensado que vivir con menos es lo mejor que una persona puede hacer, no hay nada más gratificante que dormir tranquilo pensando que el mes que viene, si te apetece, puedes irte a China o a Japón y que no tendrás que pagar la hipoteca mensual que tanto te agobia. Me gusta ver que, aunque pocas, hay personas que piensan como yo, personas que tienen como objetivo de vida vivir la vida sin presiones, personas a las que les gusta ayudar a los demás, personas que no valoran lo material y personas que prefieren tener una casa y un coche como algo secundario y cumplir sus sueños como algo principal. 

Todos los años, cuando llega Navidad, me da pena ver como los programas se afanan por narrar historias de niños felices con columnas de juguetes a su alrededor, y el reportero de turno hace la pregunta banal de siempre ¿os han traído lo que habíais pedido? no hay nada más absurdo que esta pregunta; niños que están con su familia, rodeados de cariño, con calor y comida, felices....lo tienen todo y aún anhelan tener muchísimas más cosas materiales porque sus padres les han inculcado esta ideología. A todos estos niños se les debería enseñar el valor de la solidaridad, enseñarles a compartir, enseñarles a incluir en su carta los Reyes Magos un juguete para esos niños que no tienen nada de lo que ellos gozan durante todo el año, enseñarles que con mucho menos se es más feliz y enseñarles que ayudar a los que menos tienen es el mejor regalo de la Navidad. 

Cuando voy por la calle y veo a gente sentada en las aceras con un cartel en el que intentan resumir su situación actual, siempre escucho comentarios de "señoronas", ataviadas con abrigos caros y collares  de perlas, probablemente falsos,  del tipo "a saber en qué andaba metido" "seguro que es un borracho" "las drogas nunca acaban en buen lugar"; todos esos comentarios absurdos nacen de la ignorancia, nacen de la despreocupación de una vida cómoda y nacen de unas personas a las cuales les podría pasar lo mismo. Quizás ese señor que estaba pidiendo era un consumista más, una persona que quiso vivir en una casa enorme, una casa que no podía pagar porque no se ajustaba a sus ingresos sin saber que eso le costaría su vida y la de su familia. Los primeros que deberían concienciar a la sociedad son los que más influyen en ella, los medios de comunicación, pero claro no les interesa porque si popularizan la realidad en lugar de la fantasía ellos pierden al igual que pierde el consumismo, si el consumismo cae ellos caen. 

No hay nada más triste que vivir por y para trabajar olvidándote de las verdaderas razones de tu existencia, no hay nada más triste que presumir de una casa y de un coche enorme aparentando felicidad cuando por detrás vives agobiado y presionado, no hay nada más triste que vivir por y para comprar, no hay nada más triste que un niño rodado por una pila de juguetes sin conocer la relación con sus padres o iguales y no hay nada más triste que esta sociedad materialista que se empeña en que todos sigamos la línea natural y colectivamente establecida. Di no al CONSUMISMO, vive tus sueños, trabaja para poder sufragar todas esas vivencias que anhelas y, por favor, no vivas por y para pagar una casa y una vida que cuando la quieras disfrutar de verdad te darás cuenta que tu juventud ya se ha pasado y te habrás convertido en un viejecito consumista más sin recuerdos dignos de recordar.