"NaturARTE/NavidARTE"

Después de unos cuantos meses sin pasar por aquí, vengo a contaros algo de lo que no corresponde escribir  ni por fechas ni por espíritu. Pero yo soy así, siempre al contrario del mundo o bueno en este caso, más bien, ha sido por falta de tiempo.

Resulta que este año queríamos, mejor dicho quería pero siempre acabo involucrando a todos en mis ideas, decorar la casa con motivos navideños, pero no como otros años, este iba a ser un auténtico reto. La idea era recurrir lo menos posible al plástico, utilizar solo recursos que la naturaleza nos da y reutilizar cosas que tuviéramos por casa.

Lo primero que quería hacer era un calendario de adviento, pero no de esos típicos que vienen con chocolates repletos de azúcar en su interior. Yo quería algo diferente. Entonces me puse a pensar en cómo lo podría hacer y dándole muchas vueltas llegué a una idea interesante. Recordé que mi abuela tenía en la panera las ventanas antiguas que había retirado hace unos cuantos años. Son unas ventanas de madera color azul que me encantan y la verdad es que todo lo de antes me parece mucho más estético que lo de ahora. Bueno, que me lio. Fui a casa de mi abuela y con ayuda de mi padre baje de la panera una ventana. Escogí una que ya no tenía cristales para que me fuera menos pesada de manejar. La limpie y mi padre me la trajo con el carretillo.

Así sin nada encima me parecía que quedaba muy sosa, que no trasmitía nada relacionado con la naturaleza y básicamente era lo que yo quería, asociar navidad y naturaleza. Entonces dicidí que utilizaría ramas de dos variedades de pino y escaramujo de ese que en estas fechas recubre de rojo nuestros campos.

Gracias a la gran ayuda de mi hermana Miriam completamos un soporte precioso para el calendario de adviento. El siguiente paso fue clavar unas pequeñas puntas para atar una cuerda donde colgar los 25 días.

Ya tenía la ventana y los sobres de los días que había hecho yo misma con folios, lazos, pino y escaramujo, todo cosas que tenía por casa. Hice un precioso calendario sin gastar un euro, eso sí, con mucho tiempo, dedicación e ilusión. ¿Pero que es un calendario de adviento sin nada en su interior? Ahora viene lo realmente bueno. En cada día del calendario metimos una serie de pruebas o más bien acciones necesarias que hacer en general a lo largo del año pero especialmente esos días de navidad. Miriam hizo 12 pruebas y yo 13. Algunas eran del estilo: ir a casa de abuela y pasar la tarde con ella, jugar a un juego de mesa con papá y mamá, no mirar el móvil cuando estés con gente, ir al monte y recoger objetos que te llamen la atención, escribe un texto sobre las cosas bonitas que te han pasado este año, escribe una lista de deseos para el año que viene y luego quémala, y así hasta 25 retos. La verdad es que es una sensación muy bonita levantarte y descubrir que es lo que te toca hacer ese día, muchas veces cosas que te sorprenden porque las ha escrito otra persona.

Lo siguiente era el árbol. El nuestro de toda la vida es de plástico, de esos que cuando lo pones lo dejan todo perdido y cuando lo recoges es una lucha para meterlo en la caja en la que venía. Este año prescindimos de él, no quería ni verlo y mucho menos quería ver el espumillón, no hay nada relacionado con la navidad que odie más, bueno si, los mensajes de whatsapp navideños.

Yo siempre quise un árbol de verdad, de esos que huelen a pino y no a tienda de chinos. Lo que hicimos a continuación igual está mal, no sé, pero nosotras necesitábamos un árbol de verdad. Así que una tarde cuando estaba anocheciendo cogimos una azada y un hacha y nos fuimos en busca de nuestro árbol. No voy a decir dónde lo cogimos por si alguien se ofende pero encontramos nuestro árbol, el más imperfecto de todos, tanto que estaba ladeado a causa del viento, pero para nosotras era el ideal. No queríamos que se muriera en el proceso, queríamos que siguiera en nuestra familia durante más navidades así que cavamos hondo para llegar a las raíces. Uff…fue duro, me salieron hasta cayos en las manos de tanto cavar. Al final conseguimos sacarlo, recuperamos todas las raíces que pudimos, las cortamos y lo metimos en el coche. Llegamos a casa y nuestros padres se sorprendieron tanto que nos dijeron qué a ver como pensábamos meter eso en casa. Pero al final lo logramos.

Ahora tocaba el paso de la decoración. Teníamos unas cuantas lanas en casa, de esas que se usan en la matanza, abalorios, cola y agua. Así que hicimos unas cuantas bolas y pompones. Luego encontramos lazos de otras navidades. Con todo eso decoramos el árbol y a mayores añadimos unas bolas que se le antojaron a mi madre comprar, de plástico… L pero bueno, seguía contenta porque ya era un gran logro haberla convencido para meter un árbol natural en casa.

El siguiente paso era decorar el balcón. Como dije antes odio el espumillón, así que se me ocurrió recurrir de nuevo al pino y al escaramujo. Si alguien está pensando que es malo cortar el pino, para nada; a toda planta le viene bien una poda, y más a esos pinos que casi cerraban el camino donde estaban.  

Bueno, cogí el pino y el escaramujo con ayuda de mis hermanas e incluso de Azahara, que bien se lo pasa con sus tías J y nos pusimos manos a la obra. No nos hizo falta ni cuerdas, ni bridas ni nada de plástico, solo usamos lana. Con todo decoramos el balcón, quedó tan bonito que hasta algunas vecinas del pueblo nos dieron la enhorabuena.

Y como no podía ser de otra manera, pusimos el belén y usando lo más típico, al menos aquí en el norte, musgo. Usamos figuras antiguas pero bonitas.

Al final no sé trata de ser religioso o no, de creer o no, se trata de compartir tiempo con tus seres queridos haciendo cosas en común, dejando a un lado la tele, el móvil e incluso los problemas con la única intención de disfrutar lo que estás haciendo.  Nosotros nos sentimos orgullosos, contentos de haber conseguido el reto inicial que no tenía nada que ver con la religión;  como siempre tenía que ver con la naturaleza, porque como digo siempre disfrutes como disfrutes  hazlo respetando a la madre más importante de todas, después de la tuya, la madre tierra.

Fotos del proceso