Miradas en la oscuridad

Eran las tres de la madrugada; la verdad es que no esperaba mucho de esa noche. Había bebido unas cuantas cervezas lo que inclinaba la balanza hacia un lado más distorsionado. No sé cuál fue la razón de mi paranoia, pero me fije en él y él se fijo en mí, no era el chico  más guapo del bar, ni el más alto, ni el más atractivo, yo tampoco era un portento pero algo hizo que nuestras auras se cruzaran.

Algo en él me cautivo entre la música ensordecedor de ese bar, algo de él me llamó entre el gentío y ninguno de los dos se atrevió a dar el paso decisivo. Es como si lo conociera de antes, su mirada me transmite seguridad entre las decenas de ojos que me miran. Me arrepiento...me arrepiento de decidir no conocerle porque probablemente nunca más lo vuelva a ver...