De la Z a la A pasando por la G

He decidido dejar de pisar el freno, de mirar hacia atrás a un camino lejano que tortura, meter primera y salir tan rápido que no dé tiempo a pensar en lo correcto y pautado.

He vuelto a recordar que era lo que me hacía sacar la parte más tierna y loca, he vuelto a recordar el significado de una caricia cargada de algo más que un simple roce entre dos pieles desconocidas y, sobretodo, he vuelto a recordar porque unos labios carnosos son tan apetecibles a altas horas de la noche bajo la lluvia de una fría noche de septiembre.

Porque da igual una ciudad u otra, lo único que importa es sentirse vivo, libre y especial bajo el abrazo caluroso de la luz de una mirada penetrante que te enloquece e hipnotiza. 

Prefiero una historia fugaz e imposible que deje una gran huella en mi corazón que una historia larga con un supuesto príncipe azul que deje una brecha onda y dura en lo más profundo de mi ser. 

La Z me enamoró, la A me recordó lo que había olvidado y la G me dio placer real. 

Volvamos a soñar en los imposibles, a ver que no solo existen blancos y negros que también hay grises por el camino y  que estos son mucho más interesantes y especiales que los primeros y, ante todo, volvamos a las locuras de siempre dejando de lado la lógica y la razón. (ZaraGozA)