Copa Menstrual

A lo largo de los años, el tema relacionado con la higiene íntima femenina fue tabú; las madres no hablaban con sus hijas de ello, es más las primeras se escondían de las segundas cuando estas eran pequeñas para que no vieran ese color grana que bajaba de la zona de la entrepierna. Con el paso del tiempo, todos estos temas se han ido "normalizando", tanto a nivel familiar como social. Pero esta “normalización” no significa que haya un mayor conocimiento al respecto, solo se basa en pequeñas charlas familiares, alguna que otra por parte del sexólogo del instituto o alguna referencia televisiva.

Muchas de nosotras creíamos que solo había dos opciones a la hora de mitigar los estragos de la menstruación. Desde pequeñas, nos bombardean en la televisión con idílicos anuncios sobre qué utilizar cuando estás en esos días, reduciéndose todo a las famosas compresas y a los, desde mi punto de vista, perjudiciales tampones.

Nos resignamos de por vida a estar gastando dinero mes a mes en productos que no son ni beneficiosos para el medio ambiente, ni para nuestra salud.

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Hace unos años, en una charla de mujeres, conocí a una chica que nos ofrecía una alternativa a los molestos tampones y a las incomodas compresas. Aquí escuché por primera vez el nombre de "Copa menstrual". Esta vendedora nos hizo una fabulosa introducción típica de un comercial entusiasmado con un producto grandioso que acaba de descubrir y que le gustaría que todo el mundo probara. Todas las chicas  que estábamos allí, nos echamos las manos a la cabeza pensando, "eso es rarísimo", "no puede ser higiénico", "¿pero quién inventaría eso?", "¿pero venderá alguna?"..., vamos las típicas cosas que se te vienen a la cabeza cuando te dejas llevar por la ignorancia y los prejuicios en lugar de por la curiosidad. Ella nos explicó de dónde venía este producto, para qué servía y cómo se utilizaba. En ese momento ni se me pasó por la cabeza comprarlo, es más ninguna de las asistentes a esa charla lo compró. Esto sucedió en el 2010.

Siete años después, volví a oír a hablar de los beneficios de la copa. Un buen amigo mío me hablaba constantemente de los beneficios que tenía sobre mi cuerpo y sobre el medio ambiente la copa menstrual. Desde ese momento empecé a investigar dejando a un lado la incertidumbre. Indagando por internet descubrí que muchas mujeres la conocían y la usaban, y resulta que ya desde hace 75 años. ¡Qué sorpresa! 

Llegué a la conclusión de que no había nada malo en la copa menstrual, sino que al monopolio de los tampones y de las compresas no les interesaba su difusión. Esa es la razón por la que casi nadie conoce la existencia de la copa, porque no hay anuncios en televisión, ni se venden en las grandes superficies, ni hay rastro de ella en internet a simple vista a menos que la busques...

Un buen día, llegó a casa un paquete con dos copas que mi hermana Miriam había comprado para que probáramos. Al principio, estábamos un poco temerosas, “¿qué habrá qué hacer?”, “¿cómo se pondrá?”, “¿hará daño?”, “ ¿se saldrá algo?”...miedos infundados, nada de esto nos ha ocurrido hasta el momento. Estamos en periodo de prueba.

COPA MENSTRUAL

Lo primero que hay que saber es como elegir la copa menstrual. En algunas marcas suele haber tres tallas:

- La talla 2 para mujeres mayores de 30 años y que han pasado por parto vaginal.

- La talla 1 para mujeres de entre 18 a 30 años y sin parto vaginal.

- La talla 0 para mujeres de entre 14 a 18 años.

Otras marcas tienen dos tallas, la S y la L.

Lo segundo que hay que hacer es leerse las instrucciones que vienen en la caja porque puede que uses la copa sin antes hervirla pudiéndose producir una infección en la zona vaginal al no esterilizar el producto. Esto es algo normal porque se hace hasta con los biberones de los bebés.

Una vez hervida la copa, 2-3 minutos en el agua, la sacamos de esta y la dejamos secar. Durante todo este proceso de manipulación tendremos las manos perfectamentamente limpias.

¡Manos a la obra!

Si da miedo ponérsela, más miedo da explicar el proceso porque ponérsela es más fácil de lo que parece.

Nos ponemos cómodas y relajamos los músculos vaginales. La boca de la copa la doblamos con ayudada de nuestros dedos en forma de C, introduciéndola sin miedo en la vagina. Una vez dentro, tenemos que palpar un poco con nuestro dedo para ver que la copa se ha expandido adoptando su forma natural. Si no es así, moveremos un poco la copa para que se abra. Y ya está, solo es eso.

Si eres primeriza, tendrás que estar pendiente al principio cada dos horas, luego cada tres y así sucesivamente hasta que veas cuánto puedes estar con ella sin retirarla. Lo mismo que hacías al principio con los tampones y las compresas, no tienen mayor dificultad.

Para retirarla, se tira suavemente del apéndice que está en la parte inferior de la copa para aproximar la parte baja de esta, donde apretaremos un poco para eliminar el vacio y así no nos produzca una sensación rara al sacarla. Muy despacio y con cuidado de no hacernos daños con nuestras uñas o derramar el flujo, la sacaremos y verteremos el contenido en el retrete. Una vez hecho esto lavaremos la copa con agua volviéndola a introducírnosla.

Terminado el periodo menstrual la lavaremos bien, la herviremos de nuevo y la guardaremos para nuestra próxima regla.

Los expertos dicen que podemos estar con ella dentro hasta 12 horas seguidas sin riesgo de rebose, pero cada cuerpo es un mundo, solo es cuestión de ir probando. La vida de la copa menstrual puede llegar hasta los 10 años.

El precio del producto no suele superar los 30 euros; ¡30 euros, 10 años!, ¡10 años un solo producto, 10 años sin contaminar el medio ambiente y 10 años sin dañar tu cuerpo!

Tú eliges.

Sandra y Miriam Molero