Rareza especial

Hace unos cuanto años me di cuenta de que era un tanto diferente al resto de personas.

Cuando algunas amigas me decían que les gustaba salir todos los sábados de fiesta y cogerse una borrachera digna de una caja de paracetamol al día siguiente, yo les decía que prefería quedarme en casa el sábado por la noche escribiendo o leyendo, para así el domingo irme en bici al monte. Ellas se reían y me decían que era rara. A mí también me hacía gracia que se rieran y que me llamaran rara porque lo genuino me encantaba. Adoraba ser "la rara" del grupo.

Hoy en día soy más consciente de esas diferencias y es complicado conjugar mi modo de vida con el modo de vida tan típico que les gusta a mis amigas.

Salir de fiesta todos los sábados y escuchar el mismo tipo de música absurdo no era mi plan preferido.

Obtener siempre la misma respuesta a la pregunta, ¿os apetece ir a la montaña este finde?, era aburrido. Siempre decían que no porque estaba muy lejos o porque se gastaba mucho en gasolina. Después de ese argumento tan insulso yo me preguntaba,  ¿prefieren gastar el dinero en cubatas que dañan su cuerpo a irse a la montaña a respirar aire que purificará su interior? ¿En que nos estamos convirtiendo?

Gracias al universo, mi hermana era tanto o más rara que yo y siempre encontrábamos planes alternativos de los que disfrutar de un modo diferente de ver la vida, nuestro modo.

Y no solo era diferente a mis amigas. Desde bien jovencita pasaba bastante del tema "chicos", había cosas más importantes que volverse loca por alguien. Pero claro, de repente conoces a una persona, aparentemente especial, no tienes ni idea de lo que es la vida, ni de los actos que pueden llegar a hacer las personas, te dejas llevar y te enamoras. Y, siendo fiel a tu instinto, lo haces a lo grande. Y no me arrepiento, porque siempre me he guiado de sensaciones y de la magia que había dentro de mí en cada momento.

Pasa el tiempo, vuelves a recuperar la paz interior y disfrutas de la soledad, de la compañía e incluso te ves a ti misma disfrutando con tus amigas de la música que tanto odiabas. Te das cuenta de que estás en paz, que lo has logrado después de unos cuantos meses de lucha interior.

Como decía, no solo era diferente a mis amigas, los chicos de mi entorno o en casi todos los entornos en los que me movía eran copias, unas copias que no habían salido de la misma impresora que yo. Me sentía incomoda cada vez que alguno de esos "seres primarios" se me acercaba con las típicas excusas baladíes, "me suenas muchísimo, seguro que sales mucho de fiesta",  "tú y yo nos conocemos de algo", "¿te gusta la música que está sonando? Te la podría cantar todos los días al despertar?" y yo pensaba ¿de fiesta yo? ¿conocerte a ti? me acordaría,  ¿quién querría escuchar esta mierda de música al despertar? Jajajaj.  Y mi cara lo decía todo porque siempre después de la mirada que yo llamo "fulminante", se iban. Soy una crack "espantando" a seres vacios a nivel cerebral. Tener una conversación medianamente decente era tan difícil, imposible diría yo. No había nunca nadie interesante, nadie que me despertara esa curiosidad de querer saber más. La frustración era enorme porque tal vez mis amigas tenían razón, nunca aparecería nadie que complementara en cierto nivel era rareza. Tal vez mi rareza no era buena como yo pensaba, sino mala.

Un día algunas de mis amigas me propusieron su plan preferido: sábado, verano, fiesta de pueblo y, cómo no, reguetton. No iba a salir porque tenía pensado ir al día siguiente al monte pero finalmente dije sí. Ese noche confirmé algo que ya tenía más o menos claro: lo diferente me seguía atrayendo porque era mi reflejo, la vida te puede sorprender en cualquier lugar, en un momento en el que no lo esperas e incluso que la música que escuchas de fondo, aunque sea la que más odias, puede dejar de ser importante si tienes una gran conversaciones, de esas que hacía meses que no tenías.

Me gusta ser diferente, luchadora, resiliente, pero lo que más me gusta es que, de repente, me encuentre con personas que, aunque aparentemente no lo parezcan, son autenticos espejos. Personas que les guste lo alternativo, tengan conversaciones profundas, que sean de esa manera de ser que te incita a querer conocer más, personas soñadoras, con inquietudes diferentes, con historias, naturales, bonitas por fuera pero más por dentro, que adoren viajar, que no sean materialistas, que lleven a cabo sus ideas por muy locas que parezcan... en definitiva personas, que como mis amigas definirían, son raras como yo.

Termino esta entrada con una bonita frase que se me acaba de ocurrir y que, realmente, pega con esta foto que tenía por ahí:

"Incluso de la grieta hecha por una bala, podemos crear algo bonito si somos capaces de verlo"