Antes/ ahora

De repente vuelvo a tener 8 años. Son las doce de la noche. Estoy en mi habitación, de fondo se escucha la música y la gente que celebra la fiesta en la plaza, mamá se apresura en prepararnos para salir, a pesar de ser tres niñas en casa y mamá trabajar mucho, siempre llegábamos a tiempo a los sitios y con
una imagen impoluta, mamá era una superheroína que parecía tener mil manos. Me encanta la vida en el pueblo, soy una niña y no tengo más preocupaciones que disfrutar, ser feliz y jugar. Bailo sin parar, juego sin parar, sonrío y soy feliz, soy una niña.

De repente abro los ojos, tengo veintiséis años, estoy en la misma habitación, ya no soy una niña, mi madre me despierta con un "venga, ¿qué haces ahí? Vamos a la plaza que ya ha empezado todo" y yo, en la línea que seguía desde hace más de seis meses, me limite a decir "voy ahora mamá" con un entusiasmo que brillaba por su ausencia. Mamá me conoce, me pregunta si me pasa algo, claro que me pasa pero no quiero preocuparla con mis miserias emocionales. Ya no era una niña, ya no era feliz, llevaba viviendo en el fango emocional más de lo que me hubiera gustado y no parecía que nada fuera a cambiar ni a corto ni a largo plazo.

Odiaba esa situación, odiaba haber perdido la niña que siempre lleve con orgullo dentro de mí, la inspiración me había abandonado, era un alma en pena vagado sin un rumbo fijo, era un ser inerte, un cuerpo con un alma podrida por dentro, era otra persona.

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